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SOMOS MÁS SOCIALES GRACIAS AL BAILE

01-05-2017.- El baile está presente en todas las culturas y el ser humano es el único animal que lo festeja. Aunque la comunidad científica sigue sin desentrañar el origen y significado de la danza, que el pasado 29 de abril celebró su día internacional, sí demuestra que bailar no solo nos hace sentir bien y nos une a otras personas, sino que sobre todo nos hace felices. Imagen: Wikipedia.

Cada persona “tiene su manera natural y espontánea de bailar, imposible de fingir”, asegura a Sinc Nick Neave, investigador de la Universidad de Northumbria (Reino Unido). “A través de estos movimientos, emitimos señales muy honestas sobre nuestro estado físico y emocional al sexo opuesto y a los posibles competidores”, añade.

El trabajo de Neave y su equipo parte de que, en el reino animal, la danza del macho es un claro indicador de su fuerza, tiempo de reacción y calidad del sistema esquelético y nervioso. “Creemos que cuando el ser humano baila transmite esta misma información. Los hombres demuestran su fuerza física y las mujeres su potencial reproductivo”, expone el científico por teleconferencia.

No se trata solo de fuerza bruta, la danza masculina también refleja cualidades personales, como ser más o menos extrovertido
Para investigar qué movimientos resultan más atractivos en ambos géneros, Neave reclutó a hombres y mujeres y los puso a bailar al ritmo de música pop. Digitalizó sus movimientos, los transformó en avatares en 3D sin rasgos físicos reconocibles y buscó voluntarios del sexo opuesto que valoraran la actuación. “De esta manera, las personas que evalúan a los bailarines no se distraen con su aspecto, ropa, etnia… solo se fijan en el movimiento”, aclara el experto. De sus publicaciones se deriva la receta de cómo ser el rey y la reina de la pista.

Cómo mover el cuerpo para atraer.- Si usted es un hombre y desea ser apreciado como un buen bailarín debe saber que las mujeres se fijan sobre todo en la parte superior de su torso, es decir, en la velocidad, la variabilidad y el alcance de los movimientos de su cabeza, cuello y hombros. “En general, los hombres fuertes bailan mejor”, expone Neave en la revista Biology Letters.

Respecto a las féminas, su éxito en la pista de baile se mide por sus caderas. En la investigación los movimientos femeninos que fueron mejor evaluados por los hombres fueron el balanceo de caderas, un movimiento asimétrico de muslos y uno intermedio de brazos. “Esta asimetría entre brazos y piernas podría tener significado biológico”, apuntan los investigadores en el trabajo publicado en Scientific Reports.

Aunque analicemos la danza de manera científica, no debemos olvidar que lo esencial es pasárselo bien”, subraya Neave, quien añade que las diferencias entre hombres y mujeres existen y que son constantes en todas las culturas. “Pero está claro que el baile del ser humano no es un mero cortejo, como sucede en otros animales”, destaca el experto.

La música y la danza están presentes en los rituales de todas las culturas humanas conocidas. “El baile es un lenguaje, una expresión que emerge de una comunidad. […]. Si te sabes los pasos significa que perteneces al grupo”, expone la coreógrafa afroamericana Camille A. Brown en una charla TED que repasa la cohesión social a través del baile a lo largo de parte de la historia.

De las coreografías de los esclavos africanos que fueron enviados a Norteamérica al hip-hop de los años 90, pasando por el Charleston y el Lindy hop, ¿por qué bailamos? “Para movernos, soltarnos, expresarnos. ¿Por qué bailamos juntos? Para curarnos, para recordar, para decir 'nosotros hablamos la misma lengua. Existimos y somos libres”, relata Brown.

"Está claro que el baile del ser humano no es un mero cortejo, como sucede en otros animales”, destaca el experto. “La búsqueda de pareja casi siempre parasita otros mecanismos que ya existen –afirma a Sinc el experto en psicología evolutiva Robin Dunbar–. Respecto al baile, parece que su función primera fue la de cohesión social y luego el cortejo también lo explotó”. El equipo de Dunbar investiga en la Universidad de Oxford (Reino Unido) la función social de la danza, es decir por qué el baile nos hace sentir bien y más cercanos a quienes se mueven con nosotros.

Bailar dispara el sistema de endorfinas del cerebro y genera una sensación de calidez y calma que te hace sentir más cercano a la gente que danza contigo”, sintetiza Dunbar. Esta percepción de afinidad ya aparece cuando coincidimos con alguien haciendo algo tan simple e inevitable como seguir con el pie, la cabeza o el dedo un ritmo que oímos.

El movimiento espontáneo de seguir con el cuerpo una cadencia externa y hacerlo a la vez que otra persona es una habilidad sin parangón en el reino animal y se empieza a dar en escolares de entre cuatro y ocho años, aunque requiere de cierta práctica y aprendizaje. De todos modos, los prerrequisitos para este fenómeno ya se manifiestan en bebés, por lo que parece ser una capacidad inherente al cerebro humano.

La danza genera cascadas de opioides .- De manera innata o aprendida, cuando dos personas hacen pequeños movimientos a la vez, se incrementan sus sensaciones de simpatía mutua. Hasta ahora, la explicación a este suceso era que se activaban de manera simultánea sus respectivas redes neuronales de acción y percepción, y esto contribuía a difuminar la barrera entre los propio y lo ajeno.

“Bailar dispara el sistema de endorfinas del cerebro y genera una sensación de calidez y calma”, declara Dunbar
El equipo de Dunbar ha ido un paso más allá y ha demostrado que los mecanismos del control del dolor del cerebro, las endorfinas, están también implicados en el papel cohesivo del baile. Sus resultados, publicados en Biology Letters, fueron claros: tanto el esfuerzo como la sincronía elevaban de manera independiente la tolerancia al dolor y la sensación de pertenencia al grupo. Aunque ya se sabía que el movimiento muscular, aunque poco intenso, disparaba las endorfinas, ahora los científicos han descubierto además que “la sincronía es capaz de doblar el efecto placentero que provoca el ejercicio”, afirma Dunbar.

Además, según un estudio publicado en Ethology, el baile es una forma de sincronización y ejercicio físico que dispara las endorfinas. Los seres humanos han bailado juntos, en grupo, cada vez que surgía la ocasión. “Las danzas para provocar el trance en las sociedades cazadoras-recolectoras y los corros de estilo Zulú son las formas más clásicas que conocemos”, asevera Dunbar.

En nuestra sociedad moderna, los tipos de baile han cambiado, pero siguen estando presentes. Johnny Castle enseñaría ahora swing, Zumba u organizaría flashmobs en vez de dar clases de bailes de salón en un hotel de verano. “Anímese y disfrute bailando, ¡Todo el mundo puede hacerlo! –aconseja el investigador–. Le hará sentir mejor y le ayudará a hacer amigos, hecho que tiene más efectos beneficiosos sobre su salud, felicidad y longevidad que cualquier otra cosa”. Fuente:agenciasinc.es

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